- El avance en el marco jurídico en la protección de género no siempre se ve reflejado en la práctica dentro de la vida cotidiana.
A pesar de los enormes avances que se registran en educación, información, protección de los derechos de las mujeres y leyes que protegen estos derechos y sancionan su violación, en la práctica y vida cotidiana no siempre se ve reflejado un decremento en la violencia contra las mujeres, reconoció la Senadora por Aguascalientes, Norma Esparza Herrera.
Al participar este viernes como Representante para América del Norte de la Red de Mujeres Parlamentarias de la Confederación Parlamentaria de las Américas en el evento “Consulta a Parlamentarias de las Américas”, que se lleva a cabo en esta ciudad como parte del Segundo Foro Hemisférico “Ciudadanía Plena de las Mujeres para la Democracia”, la senadora Norma Esparza explicó que el fenómeno del maltrato y violación de derechos hacia las integrantes del sexo femenino es común desde mujeres que viven en las grandes áreas urbanas hasta aquellas que viven en los pueblos más apartados y se encuentran sujetos a tradiciones seculares.
De acuerdo a datos de la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada 18 segundos una mujer es maltratada en el mundo; en México, según el informe “Mujeres y Hombres en México 2011”, elaborado por el INEGI, 67 de cada 10 mujeres de 15 años y más, que significan una población de casi 24 millones, han padecido algún grado de violencia por parte de su pareja o en espacios comunitarios, laboral y escolar.
Es dentro de las relaciones de pareja donde existe mayor incidencia de maltrato contra las integrantes del sexo femenino, pues el mismo estudio refleja que cuatro de cada diez que tuvieron o tienen pareja han sido agredidas en algún momento de su vida marital, convivencia o noviazgo.
Es aquí donde se encuentra uno de los mayores retos en la búsqueda de la efectiva aplicación de las leyes de género o de no violencia contra las mujeres, porque no solamente se trata de establecer normas o conductas contra este fenómeno, sino también de hacer efectiva su aplicación por medio de recursos económicos suficientes y de divulgación de derechos y obligaciones sobre el particular.
Ante representantes de gran parte del mundo, la Senadora por Aguascalientes dijo no desconocer que los países de esta zona del mundo tienen por delante problemas graves, como la precaria distribución de los recursos, pobreza extrema, marginación, violencia, falta de educación y desempleo. No obstante, ello no debe ser pretexto para poner el tema de la violencia contra las mujeres como una prioridad en las agendas nacionales.
Reconoció que los Senadores Mexicanos han presentado varias iniciativas de modificación a la Ley General para el Acceso a una Vida Libre de Violencia, con el fin de mejorarla y adecuarla. Igualmente se han hecho exhortos al Ejecutivo Federal para fortalecer las políticas públicas y una implementación más eficiente de los mecanismos de atención para combatir la violencia contra la mujer, el desarrollo de las mujeres rurales, la difusión y la promoción de los derechos de las mujeres y las niñas, entre otros.
Éstas y otras acciones han permitido que el entramado legal e institucional existente en México sea la base para avanzar en la eliminación del silencio social y jurídico que históricamente se guarda en torno a la violencia de género.
Reconoció la senadora Norma Esparza Herrera que, sin embargo, la tarea no será fácil, pues se enfrenta una escasez de recursos y resistencias culturales. De igual manera falta consolidar el trabajo de homologación de normas estatales con la legislación federal a efecto de lograr las mismas sanciones y los mismos derechos.
Apuntó que el combate a la violencia de género es una inversión, pues el costo de los daños originados por este fenómeno incluye el riesgo de perder vidas, gastos en atención médica y daños emocionales. México seguirá haciendo su parte en la lucha contra la violencia contra las mujeres, pero para ello se necesita de la colaboración de todos los sectores; sumar esfuerzos para obtener mejores resultados y en especial que mujeres y hombres aceptemos nuestras diferencias y las canalicemos en el beneficio mutuo.
Nadie puede quedar excluido de esta lucha. En ella está el interés nuestro y de nuestros hijos, concluyó.
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