El PRI es algo más que una simple representación político-ideológica, es un espacio universal natural para la movilidad de los jugadores del servicio y del poder público. En el PRI nadie es poseedor de la verdad absoluta, en todo caso, hay comendadores supremos surgidos de la voluntad de su militancia.
En el PRI existen niveles de mando y liderazgos institucionales reconocidos y reconocibles dispuestos a construir nuevos gobiernos y nuevas victorias.
Guardadas las proporciones del cargo, por la función que ostentan Carlos Lozano y Lorena Martínez, son los líderes natos del priismo sin menoscabo de otras expresiones. Con sus debilidades, como todo ser humano, son obreros de la política; están sumamente comprometidos con Aguascalientes; tienen mandato popular legítimo y trabajan en el proceso de construcción del nuevo Aguascalientes. Allí están, trepados en el andamiaje corriendo riesgos con cuchara en mano, plomada y brújula.
La ley de la circulación de las élites nos dice que no hay liderazgos para siempre, pero por el momento Carlos Lozano de la Torre y Lorena Martínez, marcan las líneas generales de acción para la eficiencia administrativa y el ejercicio político institucionalizado durante sus mandatos correspondientes.
Las condiciones políticas en Aguascalientes nos invitan al acuerdo y la conciliación entre priistas, retomar el tradicional pacto político y ayudar al ejercicio del buen gobierno. Es así como el PRI requiere de una gran alianza que sume a sus cuadros en la reconstrucción de Aguascalientes. Es mejor sumarse que sumirse o separarse del gran proyecto político que representamos.
Muchos seguimos teniendo aspiraciones administrativas, profesionales o políticas. Es por ello que no debemos permitir la división ni la dimisión, al fin y al cabo habrá muchos espacios en los casilleros de la administración pública federal y en lo local, el PRI deberá poner en juego sus mejores cartas de presentación para las alcaldías y diputaciones.
Se ha dicho con razón que lo primordial y preferente para el PRI fue la presidencia de la república, es decir el triunfo de Enrique Peña Nieto, pero no hay que olvidar que las senadurías y diputaciones constituyen un valor nada despreciable para la gobernabilidad y el cumplimiento a los compromisos de campaña.
Hoy más que nunca, se requiere un diálogo efectivo con las oposiciones para demarcar los campos de las concurrencias y divergencias. Lamentablemente las derechas y las izquierdas son fuerzas que viven el delirio ideológico convirtiéndose en formaciones políticas convencionales, pragmáticas y partidarias de un concubinato digno de discutirse.
Sin embargo, estos no son tiempos para detonar barrenos. La república y Aguascalientes necesitan expresiones plurales comprometidas, cuyos servicios sean incondicionalmente éticos y profesionales para llevar bienestar y justicia a los núcleos humanos distinguidos ideológicamente y connotados políticamente.
En las anteriores motivaciones del PRI están sus siguientes retos: fortalecer liderazgos y órganos de gobierno; eliminar conflictos internos, fricciones y polarizaciones innecesarias, reafirmarse como brazo político de gobierno, cambiar la psicología de la depresión de la derrota por animosidad, entusiasmo y elevada moral de los priistas; vencer con instrumentos políticos legítimos a las oposiciones, aprovechar el portento de sus estructuras, intensificar la difusión de obras y acciones de los gobiernos priistas y revisar conducta y compromiso de los priistas pródigos que se fueron y quieren regresar.
En síntesis, el PRI de Aguascalientes tiene una gran tradición en cuestiones de gobierno y su fortaleza radica en la capacidad para superar crisis: su origen es de compromiso social; su naturaleza es de unidad y conciliación; Su proceso histórico es de solidez ideológica; su situación actual es la clásica de un partido competitivo y sus desafíos se centran en el pensamiento positivo de conjuntos en el álgebra de la acción política.
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