- En primarias mexicanas 20 por ciento de alumnos han sufrido agresiones físicas y psicológicas por parte de sus compañeros.
Con el objeto de conocer el nivel real de los casos de Bullying o maltrato escolar en las instituciones educativas de todo el país, la senadora por Aguascalientes Norma Esparza Herrera propuso exhortar al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para que realice un diagnóstico puntual de esta problemática.
En el cuerpo del proyecto presentado a los integrantes del Pleno del Senado de la República se pide al presidente de ese organismo, Eduardo Sojo Garza-Aldape instruya sobre el diseño y realización de una encuesta nacional sobre violencia escolar en los alumnos de educación básica con el fin de evaluar las condiciones particulares de este fenómeno y que ello permita la adecuada atención de este problema.
Los resultados de este estudio, explica la senadora Esparza Herrera en el documento, permitirán focalizar la atención en los puntos de mayor crecimiento de casos de Bullying y evitar que este tipo de conductas se vuelva un problema en las instituciones educativas en que su presencia es menor o prácticamente nula.
“Ningún tipo de violencia es justificable y toda violencia puede ser prevenible. Todos y cada uno de los niños y niñas tienen derecho a la integridad física y personal y a la protección contra todas las formas de violencia y este principio debe respetarse a cabalidad a la luz del acuerdo suscrito por nuestro país en 1989 dentro de la Convención Sobre los Derechos del Niño en la Organización de las Naciones Unidas, la cual dio pie a la defensa de los niños y niñas y jóvenes del mundo y de los estados que forman parte de la convención”.
Ya el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INNE), explicó la parlamentaria aguascalentense, llevó a cabo en el 2007 el estudio denominado “Encuesta, disciplina, violencia y consumo de sustancias nocivas a la salud en escuelas primarias y secundarias de México”, el cual reveló que, al menos 2 de cada 10 alumnos de primaria han sufrido de agresiones físicas, en cambio en secundaria la cifra es de 1 alumno de cada 10. Además señala que los hombres participan más en la violencia que las mujeres; otro dato significativo nos muestra que a mayor calificación menor incidencia en el fenómeno. En este mismo estudio se ubicó que el índice más alto de violencia, permea en las escuelas indígenas de primaria y en los planteles privados de secundaria. Además el grado de agresividad no está vinculado a una condición socioeconómica o capital cultural específico.
El maltrato escolar en la actualidad ha tenido una nueva denominación, es conocida como “bullying”. Este maltrato reúne conductas de discriminación, exclusión, violencia emocional, física y sexual de los actores que intervienen en esta actividad: alumnos de diferentes grados de los centros escolares, profesores, autoridades educativas y hoy en día las redes sociales son empleadas como instrumentos para acosar, desprestigiar, ignorar e insultar.
Los resultados de esta investigación muestran que para las víctimas, los índices no son comparables con los resultados de los agresores, lo cual refleja la abstinencia a denunciar o la percepción de la agresión en la conducta; asimismo las víctimas, testigos y agresores en diversas ocasiones cambian de roles dependiendo de la dinámica que tengan los conflictos, ya que los alumnos que afirmaron haber sido víctimas de violencia parecen ser los mismos que quienes se declararon como agresores.
Otro dato significativo es que en las primarias el índice más bajo de violencia se da bajo la modalidad comunitaria, mientras que para el subsecuente nivel son las telesecundarias, esto demuestra que la violencia es menor cuando los estudiantes perciben que sus planteles son estrictos en disciplina, pero no tan estricticas, ya que así se cambiaría esta afirmación.
Por otro lado, cifras de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos señalan que tres de cada 10 niños de primaria en el país han sufrido alguna agresión física o de acoso escolar.
Para la senadora Norma Esparza, la existencia de estas cifras hace urgente que una institución especializada como el INEGI lleve a cabo un completo ejercicio que permita conocer a escala nacional el avance de esta problemática, pues el universo de los planteles es inmenso y sus peculiaridades no permiten homogenizar las premisas bajo las cuales ocurre la violencia.
“Desafortunadamente la violencia escolar parece parte de la cotidianidad, además de ir en aumento, cada vez es más frecuente y grave; lo más lamentable es que las instituciones educativas son los formadores de los ciudadanos del futuro y esta realidad forma parte del reflejo inmediato de la violencia que vivimos en nuestra sociedad”.
La propuesta de punto de acuerdo se encuentra en análisis para su posterior aprobación.
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